La sala SCD de Plaza Egaña fue el recinto escogido por la banda chilena El Último Viaje para deleitar a sus fanáticos con un concierto de regreso a Chile, en donde la calidad y dinamismo de la banda se hizo notar en cada canción.
Pocas veces son las que tenemos de presenciar un concierto de una forma mucho más íntima, privada, en donde la banda sienta una confianza mayor con su público y viceversa. Precisamente, esta oportunidad fue una de ellas, en donde una repleta Sala SCD fue testigo de la calidad que han venido arrastrando hace mucho tiempo El Último Viaje, en donde ya se notan perfectamente acoplados y con gran desplante sobre el escenario.
De igual forma, la banda telonera llamada Pánica fue rotundamente una sorpresa, gracias a su efusivo carisma y poderosas letras, conquistaron y encendieron al público en una gran noche que tuvo como principal tópico, la energía.
Entrando en calor con nuevos sonidos
La banda encargada de abrir este espectáculo fueron los jóvenes de Pánica, una banda de punk pop con gran energía que hicieron hasta bailar al público, gracias a sus grandes letras y poderosos acordes. Particularmente, no había tenido la oportunidad de verlos y escucharlos en vivo, momento que me agradó bastante por el simple hecho de demostrar gran sonido, gran desplante y sobre todo, gran energía.

En su espectáculo cercano a la hora de duración, Pánica demostró ser una banda joven, con gran talento, que conquista por su exacerbada energía, pero por sobre todo, sus sentidas y poderosas letras, las cuales atentan contra un sistema, paradigmas establecidos y por supuesto problemas sociales. La energía liberada por Pánica fue profunda, a tal punto que se podía ver lo bien que lo estaban pasando los músicos, y eso se nota inmediatamente, traspasándose la energía y vibra al público.
Sin dudas, un excelente show, que tuvo distintas tonadas, más fuertes, más rockeras, más románticas, más rápidas, etc, en un vaivén de sentimientos los cuales supieron abordar de tal forma de no aburrir a los asistentes, sino todo lo contrario, mantenerlos atentos y despiertos para el show principal.
Calidad, suavidad y energía a partes iguales
Comenzando 10 minutos antes de la hora presupuestada, la banda chilena El Último Viaje hacía su ingreso al escenario, siendo aplaudidos por una sala SCD completamente llena, en donde los fanáticos de toda la vida recibían con gran cariño el regreso de la banda. Digo el regreso porque si, efectivamente, la agrupación había estado de gira por Perú y España durante un largo tiempo, dando a conocer su música a otras culturas y partes del mundo. Este concierto era justamente para reencontrarse con Chile, en una presentación que estuvo marcada por calidad, talento y experiencia que han sumado a lo largo de los años.

Comenzaron de una manera bastante fuerte, con algunas canciones clásicas de su setlist, como con la inclusión de algunas joyas ocultas que no tocaban hace bastante tiempo. Debo decir que el camino narrativo escogido por la banda fue súper directo y al grano, en una presentación que tuvo diferentes matices que complementaron de muy buena forma el espectáculo, dotándolo no solo de pura música, sino que de diferentes emociones que se podían sentir con tan solo escuchar los primeros acordes.
El recital contó con dos grandes invitados, por una parte, un saxofonista destacado amigo de la banda, que estuvo más que a la altura de la situación, colocando su sello y proporcionando un nuevo pasaje dentro del espectáculo. La claridad, potencia y profundidad del saxofón se escuchaba en toda la Sala, pudiendo sentir cada soplo de aire como si estuviéramos a dos centímetros, francamente una excelente fusión. Posteriormente, tocó el turno a la vocalista de la banda telonera, Pánica, quien interpretó junto con vocalista “El mismo Café”, en una versión rockera con toques más sutiles y livianos. Sin dudas, una mezcla atractiva y bien presentada.

Posteriormente siguieron tocando éxito tras éxito, en baladas que dejaban salir ya la comodidad completa de la banda, junto a un público fiel que coreaba todas las canciones. Lo anterior, a tal punto que en un momento existió tiempo para una canción en formato unplugged, liberando la sección lenta y romántica de la velada. Un excelente acierto.
En el aspecto técnico, debo decir que la banda está a un muy alto nivel, ya que el grado de complemento que tienen es tanto que se sienten y perciben los años de experiencia que han adquirido, resultando en un sonido claro, armónico y sin descoordinaciones.
En algunos momentos del concierto hubo algunas imperfecciones técnicas por parte de la SCD, desconexiones repentinas de los parlantes superiores hacían perder en más de una ocasión la magia que nos estaba entregando el Último Viaje. Debo destacar que estos problemas eran ajenos a la banda, ya que provenían directamente de la sala. Sin embargo, lo anterior no fue impedimento para que la experiencia que nos estaba entregando la agrupación fuera una gran velada, una íntima noche que pudimos disfrutar de forma cómoda y sin presiones.
