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Billy Idol: Reviviendo el poder de los 80s

Billy Idol

La noche del jueves 01 de septiembre, el gran y legendario Billy Idol demostró que el rock sigue más vigente que nunca, con una propuesta tan enérgica como cuidada.

El famoso y legendario cantante de punk rock, Billy Idol, siempre estuvo en el sueño de numerosos fans, que pedían a gritos que el cantante se presentará alguna vez en Santiago, ya que pese a sus años, nunca había pisado suelo nacional. Después de un largo tiempo, el jueves 01 de septiembre de 2022 el sueño de muchos se hizo realidad, Billy Idol y su tremenda banda demostraron que siguen siendo un ícono del rock, en un concierto repleto de detalles y un incidente.

Encendiendo la noche con una fresca propuesta

El reloj marcaba las 20:00 hrs en punto, cuando la joven banda nacional llamada Franklin, subía al escenario con una difícil misión, encender a un público bastante especial, de todas las edades, quienes venían a ver al legendario. En un comienzo, se les notó bastante tímidos, con algunas dudas al comenzar con sus primeros temas (no es para menos), ya que darse a conocer y tocar para tantas personas en un concierto tan importante, es realmente un reto. Sin embargo, pasando las primeras canciones, se podía ver y sentir a la banda más relajada, disfrutando el escenario con su enérgica actitud.

Fotos por @el.eme

Particularmente, no había tenido la oportunidad de verlos y escucharlos en vivo, y francamente me sorprendieron bastante, puesto que pude sentir una propuesta de rock marcada con numerosos matices, muy bien compaginados, demostrando un excelente nivel. A medida que avanzó su presentación (30 minutos exactamente), Franklin pudo disfrutar por completo el escenario, entregando una buena dosis de energía y pegajosos acordes, revitalizando a un Teatro Caupolicán que poco a poco se comenzaba a llenar.

3, 2, 1… ¡Rock & Roll!

Siendo las 21:00 hrs en punto, se apagaban las luces del Teatro Caupolicán, y el ensordecedor bullicio del público, invitaba a salir al hombre que se presentaría por primera vez en Chile, el señor Billy Idol. Con tan solo dar un par de pasos, su espectáculo comenzaba con un clásico de clásicos, una canción tremendamente potente para dar el puntapié como corresponde; Dancing With Myself. Al sonar los primeros acordes, la emoción del público se hizo notar inmediatamente, coreando de inicio a fin toda la canción.

Fotos por @el.eme

Así estuvieron las 3 primeras canciones, con una energía ininterrumpida para conquistar a los asistentes inmediatamente, sin vueltas, directo al grano. Se podía apreciar a un Billy Idol sumamente cómodo arriba del escenario, disfrutando y observando a un teatro completamente lleno, que coreaba sus canciones a todo pulmón. Fue un momento realmente mágico lo que se vivió en los primeros 30 minutos, dado que se podía ver gente bastante adulta, cuya adolescencia fue el punk de los 80s, junto a jóvenes y adolescentes actuales, quienes disfrutaban y coreaban igualmente las canciones. Esto es lo lindo de la música, lo lindo de los conciertos, la brecha temporal desaparece, uniendo a todos frente a recuerdos y momentos con sus ídolos musicales.

Acercándonos al minuto 30 de la presentación, lamentablemente sucedió un detalle que cortó y apagó completamente lo que se estaba viviendo. Incidentes aislados al exterior del teatro y ajenos a la producción, se hacían notar dentro del recinto, por el fuerte olor a bombas lacrimógenas. Algunos disturbios en la calle San Diego hicieron que el olor se filtrara hacia el interior, haciéndose notar cada vez más fuerte, a tal punto que el mismo Billy Idol comenzó a toser entre pausas de la canción, teniendo que ser interrumpido por su staff para parar el concierto y poder ventilar el lugar.

Fotos por @el.eme

Es inaceptable que estas cosas sigan pasando hoy en día, con un espectáculo en pleno funcionamiento y que tuvo que ser interrumpido por el descaro de ciertas personas. Una lástima la verdad, ya que se da una mala imagen al artista y al público, quienes tuvieron que esperar cerca de 25 minutos para retomar la velada. Olvidándonos de este incidente, el resto de la presentación fue perfecta, con constantes golpes de vitalidad, energía, profundidad y delicadeza, en donde se podía sentir una energía transmitida realmente increíble.

Derroche de infinito talento

Una de las cosas que más me llamó la atención del concierto de Billy Idol, fue que él no estaba solo en el escenario, sino que todos sus músicos eran protagonistas, sobre todo el guitarrista, que se lucía en cada canción con sus increíbles y determinantes solos. En un momento particular, Billy salió del escenario para cambiarse la chaqueta, y fue en este preciso momento donde el guitarrista conquistó a todo el Caupolicán, quien, con una guitarra electroacústica, interpretó un solo de lo más armónico, profundo y potente que he escuchado, sin dudas para sacarse el sombrero.

Asimismo, interpretó un extracto de Stairway to Heaven, el clásico de Led Zeppelin, siendo alabado por todos los asistentes. Es increíble el talento del guitarrista, que demostraba canción a canción su juego con el instrumento, como un niño con sus juguetes.

Fotos por @el.eme

De igual forma, hubo espacio para nuevas canciones del querido Billy Idol, quien aprovechó de compartir su próximo EP, el cual se lanza ahora en septiembre. Posterior a esto, se procedió a un encore, lo suficientemente corto para que la banda volviera al escenario, interpretara los últimos temas y cerrara con broche de oro una mágica y potente velada. En este punto, Billy ya se despedía del público, prometiendo que volverá en una próxima oportunidad.

Finalmente, cerraron con uno de los temas icónicos, White Wedding, cuya recepción fue estrepitosa a por montones, resonando en todo el Caupolicán. Sin duda, una noche que tuvo una duración de 1 hora y 40 minutos, y que, pese a verse envuelta en los incidentes comentados, no sufrió las consecuencia de estos, todo lo contrario, hicieron que el público tuviera más sed de rock, y que Billy Idol tuviera más sed de cantar, en una noche que fue tremendamente pulcra, cuidada y sin ningún error de sonido.

Fotos por @el.eme